Fuente: Dpto. Técnico igK 14 Julio 2015

Regar con rigor (II)

El análisis del suelo y el agua son dos factores clave a la hora de gestionar el sistema de riego para nuestro césped.

Comprobación directa de la humedad y la estructura del perfil por medio de un sacabocados
Comprobación directa de la humedad y la estructura del perfil por medio de un sacabocados

La dificultad del riego reside también en el conocimiento científico y análisis periódico del suelo, evaluando sus características físico-químicas, el movimiento del agua a través de su perfil y  su interrelación con la planta. Todas las prácticas de manejo del suelo en un campo de golf están destinadas a mantener una buena estructura del mismo, que permita el máximo aprovechamiento del agua por parte de la planta, creando las condiciones favorables para un buen desarrollo radicular.

Estas prácticas (por ejemplo la aireación por medio de pinchado) se realizan interfiriendo de forma mínima con la cubierta vegetal y la superficie de juego, situándonos en la línea de los conceptos conservacionistas del suelo.

La aplicación de humectantes y retentores de humedad es una práctica utilizada en superficies de  alta calidad deportiva. Estos agentes mejoran la infiltración y la retención del agua en el suelo,  reduciendo la tasa de evaporación y aumentando la disponibilidad de los nutrientes. Son ciertamente efectivos cuando se dan condiciones hidrófobas en el perfil, debido a la presencia de sustancias lipídicas.

Conocer la calidad del agua por medio de análisis de laboratorio es de igual  manera fundamental y depende de dos grandes aspectos. El primero incluye la presencia de partículas y sólidos en suspensión, lo cual afecta  a las características de manejo del sistema de riego. La segunda se relaciona con la presencia de sales y otras sustancias químicas disueltas que potencialmente pueden afectar directa o indirectamente a la fisiología de la planta, debido a su gradual acumulación en el suelo hasta niveles adversos.

También la oxigenación correcta del agua almacenada en los lagos afecta a la calidad y sobre todo al propio ecosistema del embalse. Se realiza mediante la formación de corrientes leves y continuas que evitan la estratificación de sus aguas, distribuyendo  el oxigeno de manera uniforme, evitando la eutrofización (proceso de enriquecimiento del agua por nutrientes, que aceleran el crecimiento de algas y formas superiores de vida vegetal que consumen el oxígeno por una parte y al morir se acumulan en el fondo, sedimentándose, al no ser totalmente degradadas por las bacterias). Para mantener el sistema en equilibrio utilizamos caídas de agua, torres y fuentes de oxigenación.

Como vemos la concienciación ecológica y ambiental respecto al uso del agua y otros recursos para el mantenimiento es muy alta dentro del propio sector (mayor si cabe que la que viene desde las perspectivas más críticas). Del mismo modo se debería actuar,  incluso sin existir dicha concienciación, ya que en este caso y más que nunca el tipo de cultivo, la cubierta vegetal, las particularidades intrínsecas que afectan al mantenimiento y a la calidad del césped, obligan a no despilfarrar los recursos en ningún momento.

¿Te gusta esta página?
Recomienda este sitio en tus redes sociales